AÑIL

Historia

El añil o índigo como se le conoce a este pigmento vegetal en otras regiones del mundo, es anterior a nuestra existencia y lo más sorprendente es que aún sigue aquí con nosotros.

La evidencia arqueológica nos muestra que el añil o índigo se utilizó hace más de 6000 años, su uso estaba muy extendido en el mundo antiguo y era conocido por las civilizaciones de África, Egipto, Mesopotamia, Irán, India, el Sudeste Asiático, China, Japón, Perú y México.

Se puede decir que este tinte es anterior a nuestra moneda moderna, como pigmento en piedra o en grandes longitudes de telas teñidas el añil era el método de intercambio, de ahí su nombre el oro azul.

Nuestros antepasados trabajaron en armonía con la naturaleza durante miles de años, experimentando con diferentes materiales hasta identificar qué plantas de las más de 700 especies de indigofera podían convertir en el tinte azul para darle color y vida a sus textiles tradicionales.

Hoy el uso de los colorantes sintéticos, la búsqueda de procesos de producción más rápidos y baratos, el cambio climático, los problemas sociales como la migración, la falta de infraestructura y el desinterés han hecho que este conocimiento ancestral esté en peligro de extinción.

Ante la falta de comprensión y apreciación de las técnicas ancestrales en Casa Bartolo promovemos la recuperación de los conocimientos de teñido natural junto con su significado y los valores profundos detrás de este arte regenerativo. Si bien estas técnicas toman su tiempo, son buenas para la tierra y para el ser humano.

De la tierra al pigmento
El añil es un pigmento vegetal que se extrae de la planta de jiquilite (Indigofera Suffructicosa). Su proceso de producción tarda un año y el ciclo comienza con la fertilización del suelo con los desechos vegetales del ciclo anterior. Para su cultivo se require de un clima con luz solar directa, tierra fértil y acceso a una fuente de agua.

Cultivo
Las semillas de jiquilite se siembran con estaca junto a los cultivos de maíz. Los agricultores locales de Niltepec Oaxaca siguen utilizando el sistema agrícola ancestral de la milpa, favoreciendo al control biológico de insectos, fertilidad del suelo y polinización. De esta manera todas las especies se ayudan para crecer. Por esto el jiquilite es una planta tan sagrada como el maíz.

Recolección
Las plantas de jiquilite se recolectan haciendo dos cortes, los pigmentos que contienen las hojas en el primero no son tan fuertes así que no se utilizan y es necesario esperar a que las plantas vuelvan a crecer. El momento ideal para hacer el segundo corte es cuando los bulbos de las plantas están llenos de un liquido lechoso y desprenden el aroma que indica que ya están listas para la recolección.

De la planta al pigmento
Para que las hojas de jiquilite se conviertan en pigmento se utiliza un método que se ha transmitido por generaciones y que al paso del tiempo se ha ido perfeccionando. Se colocan las plantas del jiquilite al fondo de una pileta con 4 mil litros de agua y se deja fermentar por 15 horas. Se pasa a una segunda pileta donde se oxigena el agua fermentada batiendo con remos aproximadamente durante 5 horas. El pigmento asentado al fondo de la pileta se filtra y se expone al sol para extraer la humedad hasta quedar en forma de piedra. Al pigmento petrificado se le conoce como terrón o piedra de añil, el cual puede utilizarse durante todo el año siguiente. Las aguas residuales se utilizan como riego para los cultivos y los desechos vegetales ricos en nitrógeno como fertilizante natural.

Teñido natural
El proceso de teñido comienza lavando y preparando la tela con una mezcla de minerales disueltos en agua para que el color del tinte perdure por mucho tiempo, de lo contrario la tela no absorberá el color.
Por otro lado el añil es uno de los pigmentos naturales más complicados de preparar. Las habilidades de nuestros ancestros para transformar una planta verde en un semi mineral y posteriormente este en un tinte azul requiere de un conocimiento profundo y el correcto equilibrio entre temperatura, calidad del agua, alcalinidad, acidez y proporciones de los ingredientes junto con el tiempo para hacerlos reaccionar y obtener el tan preciado tinte azul del añil.

Es toda una experiencia ver el efecto de la oxidación del tinte expuesto a la luz y al oxigeno pasando de un tono verde claro a un hermoso azul. La intensidad del color que se desea obtener dependerá del número de inmersiones en el baño de tinte, así se pueden crear desde los tonos más sutiles hasta los azules más profundos. Una vez que se completa el proceso de teñido, el agua y la materia orgánica se utilizan para fertilizar la tierra volviendo a empezar un nuevo ciclo.